sábado, 5 de noviembre de 2016

¿Cómo analizar los estados financieros?

Ernesto Hontoria López

English version: How to Analyze Financial Statements?

Con cierta frecuencia recibo correos de estudiantes que quieren saber cómo analizar los estados financieros de las empresas, y que me piden si puedo facilitarles alguna plantilla para calcular los diferentes índices que se suelen aprender en las escuelas de negocios. Suelo confesar a esos estudiantes que no guardo plantilla alguna para analizar estados financieros y que no sigo una receta preestablecida para analizarlos, sino que me dejo llevar por la curiosidad de lo que voy descubriendo en ellos.

Por lo general, cuando evaluamos los estados financieros lo hacemos con un propósito en mente. Ese propósito puede ser querer invertir en la empresa que estamos evaluando, comprando acciones en la bolsa, por ejemplo, o adquiriéndolas directamente de sus propietarios si se trata de una empresa privada. Quizás la intención sea adquirir el negocio completo. En otras ocasiones el interés por evaluar los estados financieros puede ser simplemente conocer cómo marcha una empresa que nos pertenece, o de la cual somos socios. Finalmente, como parece ser el caso de algunos de mis lectores, se hace por el placer de aprender o por cumplir con un requisito académico.

Cualquiera sea el propósito, si se quiere evaluar cómo marcha una empresa a través de sus estados financieros, es recomendable obtener el estado de resultados, o ganancias y pérdidas, los balances y el flujo de caja del negocio, de al menos los tres últimos ejercicios fiscales; si se obtienen más, mejor aún.

Recomendaría comenzar el análisis por el estado de resultados (ganancias y pérdidas) y tratar de descubrir en él la respuesta a la que considero debería ser la primera pregunta: ¿Está la empresa ganado o perdiendo dinero? Después vienen todas las demás preguntas, entre las cuales incluyo, a manera de ejemplo, las siguientes:

·       Cuando se comparan los resultados año a año, ¿cuál es la tendencia que se observa? ¿las ganancias aumentan? ¿disminuyen las pérdidas? ¿parece que las cosas se ponen mejor o peor?

·       ¿Qué explicaciones se pueden obtener de los resultados? ¿qué tendencia llevan los ingresos o ventas: aumentan o disminuyen? ¿qué pasa con los costos en ese mismo periodo, crecen más rápido que las ventas, mantienen su proporción con respecto a ellas, se mantienen constantes o disminuyen?

·       ¿Se pueden separar fácilmente los costos fijos de los variables en el estado de resultados? Si es así, ¿cuál es la proporción de los costos fijos sobre los ingresos? ¿cómo cambia esa proporción en años diferentes?

·       ¿Existen partidas extraordinarias de gastos que afecten los estados financieros, como por ejemplo, la desincorporación de un activo antes de terminar su vida útil, porque se vendió, se quemó, o se lo robaron?

·       ¿Cómo quedan los resultados de la empresa si excluyes la depreciación de los activos?

·       ¿Han sido los estados financieros ajustados por inflación? ¿Puedes aislar el efecto inflacionario de las operaciones, para determinar si las ventas aumentan por la inflación, o porque se están vendiendo más productos, por ejemplo? ¿Qué se puede concluir de los costos, han crecido más que la inflación?

En función de las respuestas que se van obteniendo del estado de resultados, se va orientando el análisis. Ahora bien, el estado de resultados de una empresa no nos cuenta la historia completa de su salud financiera. Una empresa puede producir ganancias e ir a la bancarrota por no tener dinero para honrar sus compromisos. Igualmente pueden producirse situaciones en las que las empresas registran pérdidas, pero genera suficiente caja para atender a sus compromisos temporales. El análisis del balance de la empresa y de su flujo de caja permite completar el análisis financiero de la empresa.

Del flujo de caja de la empresa podemos entender, por ejemplo, si el negocio está generando dinero o comiéndose los ahorros. Y cuando analizamos varios años de manera consecutiva, podemos además inferir si se trata de algo puntual de un año o de una tendencia continua. Podemos descubrir, por ejemplo, si el exceso o el déficit de caja es producido por las ganancias operativas de la empresa, o por el contrario, si se debe a una partida extraordinaria como la venta de algún activo fijo, el pago de una deuda, o la adquisición de alguna maquinaria necesaria para las operaciones futuras.

Los balances de la empresa suelen darnos información adicional sobre su marcha. De ellos podemos inferir cosas como si la empresa está cobrando a tiempo todo lo que vende, o si, por el contrario, las cuentas por cobrar se están acumulando, sin que parte del dinero de las ventas entre en la cuenta bancaria de la empresa. De forma similar podemos descubrir si la empresa está pagando a tiempo sus compromisos con los proveedores o se endeuda cada vez más con ellos. También podemos inferir de los balances cómo es el movimiento del inventario y la situación de caja de la empresa.

Algunas preguntas adicionales podrían ser las siguientes:

·       ¿Cuál es la situación de caja de la empresa? ¿cuántos meses de operaciones podría pagar si no entrara ni un centavo porque se presentó un problema inesperado con las ventas? ¿tiene suficiente caja para pagar sus pasivos a corto plazo?

·       ¿Qué tendencia se puede observar en el inventario, crece, disminuye, mantiene su proporción con las ventas?

Al buscar repuestas a preguntas como las anteriores, uno se va haciendo una idea de cómo van las cosas. Pero no quiero decir que esas preguntas formen parte de una receta para analizar estados financieros. Como ya mencioné, se trata más de dejarse llevar por la curiosidad y de intentar dar sentido a los números y tendencias que encontramos en los estados financieros, con lo cual el lector puede agregar a la lista otras preguntas que le resulten pertinentes en el momento.

Quizás convenga traer a colación en este punto, que un solo estado financiero dice muy poco de una empresa. Por lo general, es necesario comparar los estados financieros de varios años y observar las tendencias, para poder ir deduciendo lo que sucede en la empresa, y en muchos casos también conviene comparar los estados financieros con los de alguna otra empresa de la misma industria. Comparar los estados financieros de una empresa con otra, o de un ejercicio fiscal con otro, nos permite poner las cosas en perspectiva. De esta manera se puede inferir si la empresa lo está haciendo mejor o peor que en el pasado, o mejor o peor que sus pares.

Puede que convenga aclarar que los estados financieros de una empresa petrolera pueden ser sustancialmente distintos a los de un banco, por lo que, si vamos a comparar los estados financieros de dos empresas conviene que pertenezcan a la misma industria.

Ahora bien, ¿cómo obtenemos respuestas a las preguntas que nos hacemos a través del análisis de los estados financieros?

Dependiendo de cuál sea nuestra pregunta y de lo que estemos buscando habrá un lugar específico para buscar las respuestas. Si queremos conocer, por ejemplo, si la empresa gana o pierde dinero, debemos buscar la respuesta en el estado de resultados, por lo general en la última línea llamada utilidad neta.

La utilidad neta de la empresa representa el dinero que le queda al negocio después de haber deducido todos los costos, gastos, impuestos, egresos, etc. Esa línea nos dice si el negocio genera suficientes ingresos para pagar todos sus costos, y por ende si la empresa es rentable o no. Si la utilidad neta es positiva la empresa genera dinero, si es negativa está trabajando a pérdida.

Recalco que no se trata de ver si en un año fiscal la empresa generó ganancias o pérdidas, sino de observar si la empresa genera utilidades de manera continua y cuál es la tendencia de esas utilidades a través de varios años. Generar ganancias no garantiza la supervivencia de la empresa, pero no generarlas significa que la empresa no es rentable, y, a menos que se trate de una empresa sin fines de lucro, es casi seguro que determinará su cierre.

Que la línea de la utilidad neta sea negativa quiere decir que los costos son mayores que los ingresos, lo cual no es sostenible en el tiempo. Ahora bien, puede haber años en los que la empresa genere pérdidas, y no por ello estar en peligro de cierre, y de manera contraria, la firma puede enfrentar una situación de quiebra aunque sus libros muestren ganancias. La utilidad neta solo da una idea de la sostenibilidad del negocio en el tiempo, y las pérdidas (utilidad neta negativa), aunque no sean per se determinantes del cierre, encienden las alarmas de quien analiza los estados financieros.

En la presentación del estado de resultados se suele separar las ganancias operativas, de las partidas que, por su naturaleza, no forman parte de la actividad medular del negocio. Así, en una empresa que fabrica bombillos, los ingresos y costos relacionados con la venta de los bombillos y su producción, entre ellos el costo de la materia prima, de la nómina que labora en la planta, de los servicios públicos, etc., suelen formar parte de las ganancias operativas, mientras que partidas como los intereses, la depreciación de los equipos y los impuestos suelen colocarse más debajo de lo que se llama la ganancia o utilidad operativa.

Esa separación de los estados financieros permite hacernos una primera idea del tipo de situaciones que puede estar enfrentando una empresa: las pérdidas a nivel operativo suelen indicar problemas medulares, como que los costos de producción de la empresa son más altos que los de sus competidores, y por ende que no logra trasladarlos al precio del producto final, por nombrar un ejemplo. Entender dónde se generan las ganancias o las pérdidas del negocio permite tomar mejores decisiones.

Si nuestras preguntas se relacionan con la situación de caja de la empresa, su liquidez, su capacidad de honrar compromisos, o sus deudas, las respuestas las debemos buscar en el balance general. El balance muestra la situación patrimonial de la empresa, que no es más que la diferencia entre sus activos y sus pasivos.

Los activos son, como decía un estimado profesor de finanzas, los hierros de la empresa, refiriéndose con ello a la maquinaria y equipos con los que cuenta la empresa para producir. También forman parte de los activos, el dinero en el banco, el inventario que se tenga y las cuentas por cobrar a los clientes.

Los pasivos son las deudas de la empresa. Algunos son de corto plazo, como las cuentas por pagar a los proveedores, otros de largo plazo, como los préstamos bancarios con vencimiento superior al año. La diferencia entre los pasivos y los activos es lo que les pertenece a los dueños de la empresa (accionistas). Es decir, si en un momento dado se decide liquidar la empresa, a los accionistas le quedaría lo que reste después de saldar todas las deudas.

Si al analizar el estado de resultados buscamos saber si la empresa es rentable o no, al analizar los balances descubrimos a quien pertenece realmente, si a los accionistas o a sus acreedores. Finalmente, del flujo de caja podemos determinar que parte de las ganancias que genera la empresa va a parar a los bolsillos de sus accionistas, después de haber servido la deuda con los acreedores.

Si nuestra pregunta se relaciona con la manera como vamos a recobrar la inversión que hagamos en una empresa, debemos entender bien su flujo de caja.

Concluyo este ensayo diciendo que, en mi opinión, el análisis de los estados financieros es cuestión de formular las preguntas adecuadas, entendiendo el modelo de negocio que se está analizando, y en buena medida cuestión de curiosidad y sentido común.