sábado, 6 de febrero de 2021

El ABC de las finanzas personales

 Ernesto Hontoria López

Ahora que mis hijos comenzaron a trabajar y con ello, a tener ingresos, siento que ha llegado el momento de explicarles las nociones básicas de las finanzas personales. Seguro estoy de que mis palabras se las llevará el viento, a menos que las deje por escrito, en donde puedan conseguirlas cuando algún día decidan buscarlas.

De manera que aquí me tienen, pretendiendo explicarles por escrito cómo funciona el asunto del dinero. Quisiera empezar con algo que considero esencial: El dinero es un medio de intercambio, no es un fin en sí mismo. No conviertan el dinero, los ahorros, las inversiones, en un fin de sus vidas, véanlo más bien como una forma de alcanzar las metas que buscan. Se ahorra para poder comprar una casa, para viajar por el mundo, para pagar por los gastos médicos, para disfrutar una buena cena con la persona que quieren, para que puedan retirarse algún día… La cantidad de números que tenga una cuenta bancaria no da felicidad. Sin embargo, tener dinero en el banco que les permita mantener el estilo de vida que quieran llevar, produce una tranquilidad que no tiene precio.

Dinero y éxito no son sinónimos. Tampoco lo son dinero y felicidad. No porque se gane mucho dinero se es exitoso; ni tampoco quiere decir que se sea feliz. No midan el éxito por la cantidad de dinero que ganen; ni se engañen con la idea de que el dinero puede comprar la felicidad. El dinero, como dije, les va a permitir alcanzar metas, y es en el logro de esas metas donde hallarán gozo.

Una situación ideal en la vida es conseguir un trabajo que les llene, les haga felices, y que además les pague bien por hacer lo que les gusta. No siempre en la vida se consigue, y les tocará aceptar compromisos en los que no todo es color de rosas. Lo importante es que se sientan bien con ustedes mismos y que sus ingresos les permitan alcanzar sus metas. Recuerden que en los compromisos se cede en algunas cosas, para obtener otras. Establezcan bien sus prioridades, conozcan lo qué es realmente importante para ustedes y asúmanse dueños de su propio destino.

Estuve tentado de comenzar estás líneas con el consejo clásico de las finanzas personales: ‘no gasten más de lo que ganen’, que, aunque en líneas generales es un buen consejo, no les sugiero que lo tengan por norma. Hay momentos en la vida en los que les convendrá gastar más de lo que ganan, porque les abrirá oportunidades a un mejor futuro. Un ejemplo es invertir en su educación. Una carrera universitaria, una maestría u otro posgrado, les va a resultar costoso, incluso puede exceder su capacidad de pago actual. Igualmente puede ocurrir si algún día deciden emprender un negocio.

Es importante entender que, cuando gastan más de lo que tienen, están tomando un riesgo que exige forzosamente revertir la situación. Es decir, tendrán que ganar más de lo que gasten en el futuro para pagar las deudas que acumulen. Al final de cuentas se trata de que todo lo que gasten alguien lo tiene que pagar.

En diferentes momentos de sus vidas tendrán diferentes prioridades y las finanzas deben ayudarles a realizar sus objetivos y no convertirse en una fuente de frustraciones. La buena noticia es que las finanzas son sencillas, se trata de sumar y restar, y de una buena dosis de sentido común. Empecemos pues con el asunto.

¿Para qué son las finanzas?

Las finanzas están íntimamente ligadas a la planificación, a tener metas y definir prioridades. Su objetivo es optimizar la administración de los recursos, para obtener de ellos el mejor provecho posible. Cuando uno empieza a trabajar y no tiene gastos, las cosas van de maravilla y no se necesitan conocimientos financieros. Es en la medida en que los recursos escasean, en que nuestros planes y ambiciones exceden nuestros ingresos, cuando uno comienza a preocuparse por las finanzas, aunque a veces ni sepamos de que estamos lidiando con ellas.

Ejemplos típicos para los que sirven las finanzas en nuestros primeros años de vida económica se presentan, por ejemplo, cuando queremos comprar un carro, o viajar por el mundo. Por lo general, adquirir un vehículo o pasarla bien unos meses de vacaciones requiere cierta planificación. Uno puede ahorrar para comprar lo que quiere, o pedir prestado y pagarlo más tarde. En ambos casos hay una decisión financiera.

A medida que la vida transcurre, nuestras prioridades y necesidades cambian y se van presentado nuevas situaciones que requieren planificación. Algún día querrán tener su propia casa, casarse y tener hijos, y cuando eso pase les tocará llevar el pan a la mesa y pagar los gastos. Mucho más tarde llegará un momento en que la edad les impida trabajar, porque se está viejo para eso, y sin embargo deberán seguir gastando dinero, que tiene que salir de algún lado. Es difícil imaginarse a los 20 años que uno algún día se va a retirar, pero cuando se llega a los 50, uno se lamenta de no haber comenzado a planificar el retiro mucho antes.

Si pretenden ser independientes económicamente hablando, en todo momento enfrentarán el dilema básico de las finanzas personales: sus ingresos deben de alguna manera cubrir sus costos. Cómo lo logren es el asunto que nos atañe.

Matemáticamente la regla es muy sencilla. Para vivir una vida tranquila:

Si deciden vivir la vida al día, sin traer al mundo descendencia, o si la traen, despreocuparse de ella, y no tener otra inquietud que satisfacer sus propios placeres y necesidades básicas, podrían simplificar un poco más la ecuación a la forma:


Ahora bien, si les gustan los extremos, las emociones fuertes, alguna que otra persecución policial en sus vidas, pueden romper el equilibrio financiero y dejar que los gastos superen los ingresos. Por lo general, cuando eso pasa, no les va a ir bien por mucho tiempo. Van a tener gente molesta encima de ustedes intentando cobrarles lo que deben.

Como ven el asunto de las finanzas es bastante sencillo. La única complicación que tiene son los cambios que da la vida. Nuestro trabajo de hoy puede desaparecer mañana y con él se esfuman nuestros ingresos. El carro que compramos hace un año se puede echar a perder y tenemos que gastar más dinero del que tenemos guardado en repararlo. Podemos tener un accidente que nos impida trabajar por tres meses. Quizás la paternidad o la maternidad nos sorprenda antes de lo esperado.

La vida está llena de sorpresas que pueden afectar súbitamente cualquiera de los dos lados de la ecuación financiera y complicar nuestros planes, por lo que conviene estar preparados. Para este tipo de eventualidades las finanzas cuentan con herramientas tales como: el presupuesto, las cuentas de ahorros, las cuentas de inversión, las tarjetas y las líneas de crédito, los seguros y los planes de retiro. Veamos de qué trata cada una de ellas.

El presupuesto

Por lo general, solemos tener buena idea de nuestros ingresos, pero no muy buena de nuestros gastos. Llevar el presupuesto consiste simplemente en llevar un registro, principalmente de nuestros gastos, que nos permita entender cómo utilizamos el dinero que ganamos. Es una herramienta que nos ayuda a tomar conciencia de nuestros gastos y eventualmente nos facilita controlarlos. Mi mamá solía llevar control de sus gastos en una agenda. Yo los llevo en una hoja de Excel, y de seguro ustedes encontrarán aplicaciones maravillosas para llevar el control de sus gastos en sus teléfonos inteligentes.

Cómo decidan hacerlo, lo dejo a su escogencia. Lo importante aquí es que entienda que llevar el presupuesto les puede servir para tomar decisiones tan trascendentales como buscar un mejor trabajo. Cuando uno controla sus gastos, y se da cuenta de que es muy difícil reducirlos, sin afectar el estilo de vida que se quiere llevar, y aun así el dinero no alcanza hasta el fin de mes, toca decidir cómo aumentar los ingresos. En ese momento se nos puede plantear la necesidad de buscar un nuevo empleo.

El presupuesto es también una herramienta muy efectiva para planificar un viaje, o para decidir el monto máximo de la hipoteca que podemos pagar. Conocer nuestros gastos, cuales son prescindibles y cuales son importantes para nosotros, nos ayuda a tomar decisiones, como qué gastos cortamos este año para poder viajar el año que viene, o de cuánto podemos disponer para pagar la cuota mensual de la hipoteca.

Un presupuesto puede lucir como la tabla siguiente:

Partida

Enero

Febrero

Diciembre

Ingresos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gastos Transporte:

 

 

 

 

Gasolina

 

 

 

 

Autobús

 

 

 

 

 

 

 

 

Gastos Universidad:

 

 

 

 

Libros

 

 

 

 

Materiales Laboratorios

 

 

 

 

 

 

 

 

Gastos de entretenimiento

 

 

 

 

Cines, conciertos, estadios

 

 

 

 

Bares

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Total Gastos

 

 

 

 

Ingresos – Total Gastos

 

 

 

 

Tabla 1: Ejemplo de un presupuesto universitario

En el caso específico de un viaje, por ejemplo, si se quiere asistir a la boda de un primo que se casa en Valencia, España, podrían ir elaborando una tabla como la que sigue para conocer de cuánto dinero debemos disponer para poder afrontar el costo del viaje. Como ya expuse anteriormente, se puede ahorrar antes de emprender el viaje, o se toma el riesgo de pedir dinero prestado para después pagarlo. El presupuesto les debe permitir analizar qué es lo que más les conviene. ¿Tenemos tiempo para ahorrar lo suficiente antes de que se case el primo, o nos es necesario pedir prestado? Si pedimos prestado, ¿qué tasa de interés vamos a conseguir? ¿cómo van a impactar esos intereses nuestra ecuación financiera?

Cuando elaboren un presupuesto, para casos como el  de un viaje, por ejemplo, les recomiendo que empiecen con números gruesos, es decir, con estimados rápidos, tal vez obtenidos en internet, que les permitan determinar en grandes líneas si pueden o no afrontar los costos. Luego van afinando los detalles y concretando los planes.

Costo Unitario

Cantidad

Total

TotalCnd $

Boletos aéreos

750

2

         1,500

 

 

 

1,500

Precio por noche / día

Noches / días

Total Euros

Tasa de cambio

TotalCnd $

Hospedaje

100

20

         2,000

 

 

1.55

3,100

Costo por comida

Días

Comidas por Día

Comensales

Total Euros

Tasa de cambio

TotalCnd $

Alimentación

10

21

3

2

         1,260

1.55

1,953

Transporte

Precio por día

Días

Total Euros

Tasa de cambio

TotalCnd $

Alquiler vehículo

10

21

210

 

 

1.55

326

Estacionamiento

10

7

70

 

 

1.55

109

# Tanques

Precio por tanque

Total Euros

Tasa de cambio

TotalCnd $

Combustible

2.1

50

105

 

 

1.55

163

Total costos

 

 

 

 

 

 

         7,150

Imprevistos

20%

 

 

 

 

 

         1,430

Total Costos Incluyendo imprevistos

 

 

 

 

         8,580

Tabla 2: Ejemplo de un presupuesto grueso de viaje

Para este presupuesto asumimos que el costo promedio de una habitación para dos personas en España es de 100 Euros, sin incluir comidas. El precio promedio de las comidas va entre los 6 euros y los 20 euros por persona, sin entrar en restaurantes elegantes. Hemos asumido en este presupuesto 10 euros. Alquilar un coche puede ir de los 7 a los 30 Euros por día, etc. Hemos agregado una línea de imprevistos, porque seguramente van a incurrir en más costos de los que hemos previsto. En la medida que afinemos el presupuesto con más detalles, podemos ir reduciendo el porcentaje que tenemos para imprevistos.

Cuenta corriente, cuenta de ahorros  y cuenta de inversión

Los bancos tienen a disposición diferentes tipos de cuentas, según las necesidades de sus clientes. En general, existen cuentas de ahorro, cuentas de inversión y cuentas corrientes. La diferencia entre ellas es la movilidad del dinero y los intereses o rendimiento que obtienen. Por lo general, a mayor movilidad del dinero menor es el interés que se recibe en la cuenta.

Las cuentas corrientes son las más móviles de todas. En ella el dinero está a la disposición del dueño de la cuenta (cuentahabiente) en todo momento, y por lo general no generan intereses. Suelen estar dotadas de una chequera, aunque ahora, con las tarjetas de débito y las transferencias en internet, las chequeras han pasado a un segundo plano. Las cuentas corrientes son convenientes cuando el dinero se mantiene en un frecuente tránsito, es decir cuando está en movimiento.

Las cuentas de ahorro están pensadas para personas que pretenden guardar su dinero para usarlo en el futuro. Por lo general, se abre la cuenta de ahorros y se van abonando sumas periódicamente para incrementar su saldo. Son cuentas de bajo movimiento y reciben mensualmente intereses sobre saldo promedio.

Una cuenta de ahorros sirve muy bien para ahorrar en ella lo que pretendemos gastar en un viaje, por ejemplo. Si por el presupuesto que elaboramos en el ejemplo anterior sabemos que los gastos del viaje a España van a estar por el orden de 8 mil quinientos dólares, podríamos ir abonando en la cuenta de ahorros un saldo mensual que nos permita llegar al monto en el tiempo estimado. Si tenemos 12 meses para el viaje, dividimos los 8,500 en 12 partes, para saber cuánto tenemos que ahorrar mensualmente. Si tenemos menos tiempo, nuestras contribuciones mensuales deberán ser mayores.

Para entender la diferencia entre las cuentas corrientes y de ahorro, piensen que el negocio de un banco es prestar dinero a la gente. El banco otorga préstamos a personas que necesitan comprarse una casa o un carro y les cobra intereses por ese dinero. Para poder prestar dinero a la gente, el banco recibe dinero de sus clientes. El dinero colocado en una cuenta de ahorros es dinero que el banco asume puede prestar a un tercero y en consecuencia decide compartir con los ahorristas una (ínfima) parte de los intereses que recibe por los préstamos que otorga. En el caso de las cuentas corrientes, como el dinero debe permanecer a la orden del cuentahabiente en todo momento, el banco no puede disponer de él para otorgar préstamos a terceros, y por ello no suelen generar intereses.

La explicación anterior debe servirles para entender también, que los intereses que reciban en la cuenta de ahorros siempre van a ser más bajos que los que ustedes paguen al banco por los préstamos que de él reciban. Con lo cual, en líneas generales, el mejor ahorro es pagar las deudas.

Finalmente están las cuentas de inversión. Con ellas se pueden obtener mayores rendimientos, pero se corre también un mayor riesgo. El dinero no se deposita en un banco, sino en la bolsa de valores. Las cuentas de inversión son instrumentos a largo plazo y por lo general requieren montos mayores a 5 mil dólares para su apertura. Sobre estas cuentas, y sobre las estrategias de inversión, requeriremos una conversación más extendida. Baste por el momento decir que las cuentas de inversión tienen un horizonte de tiempo más largo que las cuentas de ahorro y obtienen rendimientos por lo general más altos.

Tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito son a las finanzas personales, lo que es ´la fuerza´ a los ´Jedi´ en la guerra de las galaxias. Con ellas nuestro poder de compra se multiplica y podemos gastar sin haber ganado el dinero antes (es como mover los objetos sin tener que tocarlos). Son sumamente convenientes a la hora de comprar, tanto que producen la sensación de que todo el mundo está a nuestro alcance. Pero recuerden que si no controlan la fuerza pueden quedar atrapados en el lado oscuro de ella.

Lo que tienen de conveniente las tarjetas de crédito, lo tienen de peligrosas. Al darnos un poder de gasto adicional, nos pueden enganchar fácilmente en un ciclo infernal de deuda (¡recuerden como Darth Vader quedó atrapado en el lado oscuro de la fuerza!).

Las tarjetas de crédito suelen tener las tasas de interés más altas de la banca. Al aumentar nuestra capacidad de endeudamiento, podemos dejarnos seducir fácilmente por el lado oscuro, consumiendo bienes y servicios para los cuales nos tenemos capacidad de pago. Sucede que cada mes que no pagamos completo el saldo deudor de la tarjeta, se nos carga unos intereses calculados sobre el saldo que dejamos sin pagar, y esos intereses se van sumando a nuestra deuda, generando más intereses al mes siguiente. Es como una bola de nieve rodando pendiente abajo. Si no manejamos con cuidado el uso de las tarjetas de crédito, la deuda se puede convertir rápidamente en una avalancha.

Cuando hicimos el ejemplo del presupuesto de un viaje, dijimos que los gastos del viaje los podíamos pagar, bien con ahorros, bien pidiendo prestado. Las tarjetas de crédito son el mecanismo más fácil de pagar con dinero prestado, pero también el más costoso. En Canadá cobran sobre el 19% de interés anual. Financiar el monto de los 8 mil 500 dólares del viaje con las tarjetas de crédito, representaría un interés de unos 135 dólares al mes, que habría que agregar a los costos del viaje.

No digo con esto que eviten las tarjetas. Al contrario, aprendan a usarlas en su favor y a controlar la fuerza. Las tarjetas de créditos son muy buenas para cubrir temporalmente gastos imprevistos y les pueden sacar de aprietos. Como ya mencioné son muy convenientes a la hora de comprar. Es importante, sin embargo, poder pagarlas a tiempo, para evitar pagar los intereses más altos de la banca. Para ello, nada como llevar bien un presupuesto de gastos.

Línea de crédito

La línea de crédito es un instrumento similar a las tarjetas de crédito, en el sentido de que amplía nuestra capacidad de compra, pero cobra una tasa de interés mucho más baja. No es, sin embargo, tan conveniente a la hora de comprar, ya que no suele tener una tarjeta plástica ampliamente aceptada que se pueda llevar en la cartera.

Cuando uno presenta la tarjeta de crédito en el punto de venta de un negocio, el banco paga, en nuestro nombre, al comerciante, y nosotros le pagamos después al banco. Las tarjetas de crédito establecen acuerdos comerciales con los negocios, facilitándoles las transacciones. A cambio de darles esa facilidad de pago les cobran una comisión.

En el caso de la línea de crédito, la relación es entre el banco y nosotros. El banco no le paga al comerciante, sino que nos adelanta el dinero en nuestra cuenta bancaria y nosotros lidiamos con quien tengamos que lidiar.

Hay diferentes tipos de líneas de crédito, con diferentes tasas de interés. Las que están asociadas a un bien raíz como la casa, colocada como garantía del pago, suelen ser las que cargan menos intereses.

Para acceder a las líneas de crédito, por lo general, se requiere tener más de lo que se debe, o al menos que el banco perciba que tenemos una capacidad de pago sólida. Cuando no se tiene historia crediticia, no se suele poder acceder tampoco a una línea de crédito.

Una línea de crédito puede resultar muy conveniente para financiar los gastos de un viaje.

Seguros

Los seguros son instrumentos financieros para mitigar el riesgo económico. Su función es resarcir a quién los adquiere de una adversidad eventual. Consisten en contratos que firmamos con una empresa aseguradora, con la que nos comprometemos a pagar una prima anual o mensual[1], a cambio de que ellos nos cubran de alguna eventualidad fortuita. Es importante entender que los seguros no cubren certezas, sino situaciones que podrían o no ocurrir en el futuro. Hay tres tipos de seguros: los personales, los patrimoniales, y los de servicios[2].

Los seguros personales cubren la integridad física y mental de la persona. A través de ellos uno se compromete a pagar una mensualidad o anualidad a la empresa de seguros a cambio de que ella nos indemnice si nos pasa algo.  Existen, por ejemplo, los seguros de accidentes personales y los seguros médicos, para asegurarnos de que en el caso de un accidente o de una enfermedad podamos cubrir nuestros gastos (incluyendo los médicos) sin desbaratar nuestro presupuesto.

¿Recuerdan que al comienzo de este escrito les había mencionado que las finanzas consistían en ver como manteníamos la ecuación financiera?


¿Que también les había mencionado que lo complicado del asunto eran las sorpresas que nos da la vida?

Pues bien, los seguros están para manejar muchas de esas sorpresas que estadísticamente pasan. Si de algo saben las empresas de seguros, es de estadísticas. Los accidentes van a pasar y cierto número de personas anualmente van a verse impedidos de volver a trabajar (temporal o permanentemente) a causa de un accidente.

Dependiendo de nuestro estilo de vida, de nuestro trabajo, nuestras probabilidades de sufrir un accidente que nos impida continuar generando ingresos serán más altas o bajas. En la medida que nuestro riesgo a sufrir accidentes es más alto, mayor es la prima de seguro que debemos pagar a la empresa aseguradora. Los seguros médicos y de accidentes son, pues, dos instrumentos básicos para evitar que una enfermedad o un accidente desbaraten nuestro equilibrio financiero.

Ahora bien, el asunto consiste en determinar cuál es nuestra necesidad real de cobertura. Para ello hay que entender la famosa ecuación financiera que ya he mencionado. Conocer cuáles son nuestros gastos y con qué ingresos contamos para cubrirlos en caso de tener un accidente que nos impida trabajar, nos ayudará a determinar qué cobertura necesitamos en accidentes personales. ¿Qué pasaría si nos enfermáramos? En el caso de Canadá, donde los servicios médicos están cubiertos por el estado, los seguros médicos buscan cubrir las áreas que la medicina pública no cubre, por ejemplo, los gastos odontológicos y las medicinas. En otros países, donde la medicina y los servicios médicos son privados, los seguros médicos buscan cubrir una buena porción de dichos gastos.

Dentro de los seguros personales están también los seguros de vida, pensados para proteger a los supervivientes (beneficiarios) de la persona asegurada, en caso de que esta muriese. Hay también seguros de dependencia que nos pueden proteger en el caso fortuito de vernos en una situación de dependencia física de otras personas. Es decir, que no nos podamos valer por nuestros medios y debamos contar con personas que nos atiendan temporal o permanentemente.

Lamentablemente no voy a poder cubrir en estas líneas cuál es la necesidad real de seguro de cada cual, y les tocará a cada uno de ustedes analizar lo que más les conviene, dadas las circunstancias en las que les ha tocado vivir. Sería bueno estar cubierto para todo, pero desgraciadamente los seguros tienen un costo. A mayor cobertura para eventos fortuitos del futuro, mayores son los gastos reales que nos toca pagar mensualmente, y con ello reducimos nuestra capacidad de darnos gustos en el presente. No se trata tampoco de que vivamos para mantener a flote a las empresas de seguros.

Analicen cuáles son sus riesgos, qué eventos pueden pasar y cuáles son extremadamente remotos; qué pasaría si alguno de esos eventos se da; qué les cubre el seguro del trabajo (si lo tienen); cuánto más les conviene cubrir y cuánto les va a costar. Tener un buen asesor financiero en el que puedan confiar va a ayudarlos a tomar ese tipo de decisiones, pero recuerden que la última palabra la tienen ustedes.

El asunto de los seguros personales es un asunto importante que deberán evaluar con sentido común. Un seguro es un gasto mensual más, pero puede resultar muy conveniente en caso de necesitarlo. Es importante entender para qué sirve cada uno y cuando contratarlo. Un seguro de vida, por ejemplo, es un gasto inútil si no tenemos descendencia y nuestra pareja (en caso de tenerla) es independiente económicamente. El seguro de vida se contrata para proteger a quienes dependen económicamente de nosotros, en caso de que fallezcamos.

Un seguro de accidentes, en cambio, nos puede ser de mucha utilidad si a consecuencia de un evento fortuito nos vemos impedidos de volver a trabajar. Imaginen, por ejemplo, a un futbolista al que por un accidente de tránsito haya que amputarle una pierna, o a un cirujano que pierda una mano. Los accidentes pasan y algunos de ellos pueden alterar drásticamente nuestra ecuación financiera.

Mencionamos también que hay seguros patrimoniales. Estos son contratos para proteger los bienes que adquirimos, como la casa y el automóvil, principalmente; aunque estoy seguro de que ya les habrán ofrecido seguros a todo riesgo para el celular, y cualquier otro aparato electrónico que compren. No voy a extenderme mucho en este tipo de seguros, mucho menos aun en los de servicio que mencionaré más abajo.

Para cada seguro patrimonial, piensen en si realmente lo necesitan. Piensen, por ejemplo, en qué pasaría si su casa se incendiara y de la noche a la mañana se ven forzados a vivir en la calle. ¿Cómo se recobrarían de un golpe como ese? Si eso pasara, tendrían que buscar un nuevo lugar para vivir, pensar en alquilar o comprar una nueva casa. Recuerden también que seguramente seguirían manteniendo las obligaciones de pago de la hipoteca anterior. La casa se destruyó, pero la deuda con el banco sigue en pie y hay que pagarla completamente. ¿Les alcanzarían los ahorros y los ingresos para mantenerse a flote?

Analicen lo mismo con el seguro del carro. ¿Qué pasaría si pierden el carro? ¿Necesitan otro para seguir transportándose o podrían prescindir de él? ¿Está completamente pagado o se lo deben al banco? ¿Cuánto cuesta un carro usado en condiciones similares en el mercado?

Para todos los escenarios que se planteen es muy probable que encuentren algún seguro que los cubra. Analicen cuánto les va a costar cubrir esas eventualidades y la probabilidad de que ocurran. En la medida que estén más cubiertos, más deberán pagar por concepto de seguros. ¿Pueden afrontar el costo? La prima de seguro se reduce aumentando los llamados ‘deducibles’ (la cantidad de pérdida que no está cubierta) y reduciendo las cosas cubiertas por seguro.

Por último, los seguros de servicios están pensados para cubrir cosas tales como vacaciones. Apliquen la misma lógica de los seguros patrimoniales.

Planes de retiro

Su nombre lo delata. Los planes de retiro tienen por finalidad mantener la ecuación financiera cuando estemos viejos para trabajar. La forma clásica de logar mantenerla es a través de los ahorros. Quizás la mejor explicación que existe para entender el asunto es la que dio Esopo en su fábula de La cigarra y la hormiga.

Dejaría hasta aquí el asunto sino tuviera la experiencia traumática de ver cómo se desvanece el valor del dinero en las cuentas de ahorro como resultado de la devaluación de la moneda. En mi experiencia las cuentas de ahorros no sirven para cubrir el retiro.

Un plan de retiro debe ser una estrategia diversificada, en la cual contemos con varias fuentes para proveernos de ingresos en el futuro. En la mayoría de los países medianamente organizados, los trabajadores cuentan con pensiones estatales financiadas a través de contribuciones obligatorias de todos los trabajadores. Estas pensiones son un mecanismo que, por lo general, no alcanzan para mantener el nivel de vida que llevamos, pero que sin duda contribuyen en algo.

Una segunda fuente de ingresos son los ahorros incrementados durante muchos años en cuentas de inversión. Como mencioné, en mi experiencia, el dinero en las cuentas de ahorros se desvanece con facilidad por efecto de la inflación y la devaluación de las monedas. Las cuentas de inversión, en cambio, colocan el dinero en acciones, bonos y otros instrumentos financieros que tienden a ganar valor con el tiempo. Lo que no ven los jóvenes veinteañeros, y que suelen lamentar quienes se aproximan al retiro, es la conveniencia de comenzar a invertir en estas cuentas temprano en la vida.

Invertir dinero en la bolsa no suele ser fácil para todo el mundo. Es por ello que existe una buena cantidad de fondos de ahorro y de retiro en el mercado, que pueden aliviarnos la tarea de sentarnos a construir nuestros propios ‘portafolios’ de inversiones[3]. Estos fondos o planes de retiro se consiguen, por lo general, a través de instituciones financieras como bancos o empresas de seguro.

Un tercer mecanismo lo constituyen los bienes raíces que tienden a apreciarse y a ganar valor con el tiempo. Comprar una vivienda es una inversión importante con implicaciones a largo plazo, más si constituye nuestra vivienda principal. Una forma que usan algunos canadienses para financiar el retiro es invertir en una casa grande para vivir y ver crecer a la familia, y venderla para mudarse a una más pequeña al momento de retirarse. En España nos hemos alojado en habitaciones de casas de retirados, que las alquilan para balancear sus ingresos.

Los bienes raíces abren opciones para planificar el retiro, pero no son infalibles. Como otras inversiones pueden perder valor. Una propiedad puede perder completamente su valor si se desata un conflicto bélico, por ejemplo. Pero también con hechos menos drásticos, como que la ciudad decida construir el vertedero de basura municipal a dos cuadras de tu casa, o que la economía del pueblo se desplome.

Una diferencia importante entre los bienes raíces y las cuentas de inversión, al momento de planificar el retiro, es la liquidez y portabilidad de ambos. Disponer de un bien raíz puede tomar mucho más tiempo que liquidar una posición financiera, y no se puede llevar con uno al momento de mudarse.  

En todo caso, la clave para el retiro es la diversificación de las inversiones y ello se consigue planificando con anticipación. No todos los huevos deben estar en la misma canasta.

Fondo de emergencia

Mantener un saldo positivo en la cuenta de ahorros que nos permita cubrir de tres a seis meses de gastos, es una buena política en las finanzas personales. Ello nos da cierta holgura para buscar un nuevo trabajo si, por ejemplo, nos cansamos de nuestro jefe y decidimos renunciar al trabajo que tenemos; o nos da una crisis propia de la edad y decidimos componer música y subirla por internet. Es importante entender, que no tiene sentido tener un fondo de emergencia, si no podemos pagar el saldo completo de las tarjetas de crédito.

El fondo de emergencia se construye cuando nuestros ingresos son mayores que nuestros gastos. ¡Qué mejor momento que este en que están empezando a ganar dinero y no tienen mayores compromisos, para comenzar a acumular este fondo de emergencia e ir fundando las bases de unas finanzas sólidas! ¿Les interesa ahora que hablemos de las cuentas de inversión?



[1] La prima es el monto que pagamos a cambio de ser asegurados.

[2]https://www.bbva.com/es/los-seguros-cuantos-tipos-existen-y-cuanto-cuestan/

[3] El portafolio de inversiones es el conjunto de diversos instrumentos financieros, como bonos, acciones, y efectivo, que mantiene el inversionista en su cuenta de inversión.