Sería genial si pudiésemos conocer de antemano
cuánta mercancía van a demandar los clientes cada día y producir o comerciar
exactamente esa demanda sin que sobre, ni falte nada. Si pudiésemos predecir
todos los factores que van a afectar la producción o adquisición de la
mercancía que nuestros clientes van a demandar podríamos estimar el inventario
exacto que va a necesitar nuestro negocio. Sin embargo, en el mundo real
solemos tener dificultades para predecir el futuro, no sabemos cuánto van a pedir
los clientes y existe una serie de incertidumbres y factores que complican el
cálculo.
Dibujo tomado de: ..blogs/madeon/2013/03/09/cero-inventarios-si-pero a que precio |
Entre los factores que debemos tener en cuenta
para determinar cuánto inventario necesitamos, o debemos tener, están la
estimación de la demanda; el tamaño del local que tenemos; los tiempos de
producción y entrega de los productos que vamos a comerciar, o de la materia
prima que requerimos para producirlos; las cantidades mínimas o máximas y otras
condiciones que nos exigen los proveedores para despacharnos los pedidos; el tiempo
de vida de la materia prima o de los productos que comerciamos si se trata de bienes
perecederos. Hay que considerar también aspectos económicos como el costo de la
mercancía, de su transporte y almacenamiento, y las implicaciones de estos
costos en el del capital de trabajo de la empresa.
Son tantos los factores envueltos, que me
atrevo a decir que determinar el tamaño ideal del inventario es arte y ciencia
a la vez. Hay un proceso lógico para estimar cuál es el nivel de inventario capaz
de maximizar las ganancias del negocio, pero hay mucho de arte en la estimación
de factores tales como la demanda de los clientes. Quizás el escenario más
sencillo es cuando tenemos garantizada la colocación absoluta de nuestro
producto en el mercado, sin importar cuánto produzcamos o comerciemos de ese
producto. En ese caso, uno de los factores que genera gran incertidumbre en los
cálculos sale de la ecuación, y se trata entonces de maximizar la entrega de
bienes y servicios a nuestros clientes, con lo cual el tamaño ideal del
inventario estará determinado por las limitaciones físicas, económicas o logísticas
que tengamos, para producir y entregar los bienes de la manera más continua y
regular posible.
El inventario, si se quiere, es un mal
necesario de la empresa para garantizar la continuidad de las operaciones, pero
cuanto menos se tenga de él mejor. Me explico. Se tiene inventario para poder
atender todos los compromisos de forma constante y sin sobresaltos: que cuando
un cliente entre a la tienda consiga la mercancía que busca; que cuando los
camiones estén listos para distribuir los productos de la fábrica, haya con qué
llenarlos; que cuando la fábrica esté en operaciones tenga materia prima para
producir los bienes, etc.
La filosofía gerencial que tan buenos frutos
dio a las empresas japonesas, por ejemplo, consistía en eliminar los
inventarios intermedios[1], es decir el de productos
a medio terminar, y procurar en cambio la sincronización perfecta de todos los
elementos en la cadena de producción para tener cada cosa justo en el momento
en que alguien lo necesite, ni antes, ni después; ni más, ni menos. ¿No sería
lindo que cada mañana llenáramos la tienda con la cantidad exacta de productos
que los clientes van a demandar durante el día y que al final de la jornada
estuviese completamente vacía, para volverla a llenar la mañana siguiente? El
éxito de las empresas japonesas consistió en buena parte en lograr la manera de
reducir los inventarios a su mínima expresión.
Pues bien, en un escenario en el que la
demanda es infinita y tenemos garantizada la colocación absoluta de toda la
mercancía que comerciemos o produzcamos, el tamaño del inventario estará
determinado por los cuellos de botella que encontremos para poder entregar nuestros
productos de manera continua, en la medida que los vayan requiriendo los
clientes. ¿Cuál es el factor, o los factores, que afectan la producción y entrega
continua de nuestra mercancía? ¿Es el plan de producción de la planta, sus
rutinas de mantenimiento, la flota de distribución, los horarios de recepción
de mercancía de nuestros clientes, nuestro horario de atención al público? ¿Qué
imposibilita recibir la materia prima o la mercancía justo en el momento en que
la necesitamos? ¿Pueden nuestros proveedores despacharnos de manera continua, cuál
es su capacidad de producción, su capacidad de entrega, qué tan buenos son
cumpliendo sus compromisos? ¿Qué limitaciones tenemos para adquirir, procesar y
vender más mercancía, cuánto espacio tenemos para almacenar los productos, cuál
es la capacidad económica para comprar una mayor cantidad de materia prima o de
productos, cuál es la capacidad de producción del negocio? El factor que
constituya el cuello de botella para poder producir o comerciar una mayor
cantidad de bienes determinará también el tamaño del inventario, que terminará
siendo una suerte de colchón que nos permitirá controlar el ritmo de producción
para darle continuidad a nuestro proceso operativo.
Hace muchos años realicé un estudio para una
empresa que era líder en la producción y ventas de quesos frescos en Venezuela.
Su mayor limitación para crecer era el acceso a más materia prima (leche
fresca). La demanda de sus productos era tal que la empresa colocaba toda su
producción en el mercado, con un porcentaje mínimo de pérdidas por perecimiento
de sus productos, entre los cuales se encontraba la leche pasteurizada. Para
poder aumentar su producción debía conseguir mayor cantidad de leche a puerta
de corral en el país, y en ese momento toda la producción nacional de leche estaba
colocada entre los distintos competidores. La empresa había invertido para
tener la capacidad de almacenamiento, de pasteurización y producción suficientes
para toda la leche que podía conseguir y un poco más, y tenía una flota de
distribución de productos terminados que diariamente colocaba el inventario completo
de productos acabados en las redes de supermercados, panaderías y abastos del
país. El tamaño del inventario de materia prima y bienes intermedios estaba
determinado por el plan de producción de la planta. Es decir, la empresa
procuraba tener el inventario necesario de materia prima para que su planta
produjera sin interrupciones a su capacidad de diseño (sin forzar las
máquinas), en dos turnos de trabajo de lunes a sábado, reservando las noches y
los domingos para el mantenimiento. Mientras que el inventario de producto
final estaba determinado por la logística de distribución de su flota de
camiones. Todo funcionaba como un reloj suizo.
La situación para mi mamá, que tenía una
tienda de ropa para niños, era muy distinta. No toda la mercancía que tenía en
su tienda se vendía. Las modas cambiaban constantemente, y prendas que se vendían
muy bien en una temporada dejaban de venderse a la siguiente. No solo eso,
también estaban los detalles de los colores, las tonalidades y las tallas. Era
un arte determinar cuánto pedir de cada talla, qué colores, cuántas prendas de
cada color, qué marcas y cuánto de cada una de ellas. Sus limitaciones eran el
tamaño de la tienda, y el dinero que necesitaba para adquirir la mercancía. Su
objetivo era tener suficiente inventario para satisfacer a la mayoría de sus
clientes, y por supuesto vender toda la mercancía minimizando el número de
prendas que se quedaban frías.
En los dos ejemplos anteriores, los criterios
para determinar el tamaño del inventario son distintos pero la lógica es la
misma: cuanto menos inventario se tenga mejor (ya que el inventario es un
costo) siempre que no se afecte la continuidad de la operación del negocio o la
producción de la planta, se pierda la oportunidad de vender algo por no tenerlo
a tiempo, o se queden los anaqueles de la tienda vacíos a mitad del día. El
nivel de inventario debe garantizar el flujo continuo de las operaciones y
permitir satisfacer la demanda de los clientes.
La cantidad de inventario en las empresas suele
fluctuar cíclicamente, dependiendo de las operaciones, las temporadas, los
periodos de vacaciones, las paradas de plantas, etc. Su punto máximo suele
estar determinado por la capacidad de almacenamiento que se tenga, mientras que
el punto mínimo es el de las bodegas literalmente vacías. Cuando el inventario
llega a cualquiera de los dos extremos, máximo o mínimo, se corre el riesgo de
interrumpir el ciclo normal de las operaciones. Si una planta, por ejemplo, no
tiene donde almacenar más producto debe detener la producción hasta que pueda
despachar parte de su inventario. Algo parecido ocurre si se queda sin
inventario de materia prima: tendría que parar las operaciones hasta recibir
nuevos insumos. Si el inventario que se acaba completamente es el de productos
acabados, y su reposición tarda más de lo que los clientes están dispuestos a
esperar por él, se corre el riesgo de que decidan comprarle a la competencia.
Recuerdo una ocasión, cuando trabajaba en una
empresa petrolera en la que hubo que detener una planta mejoradora de crudos
pesados porque los tanques de almacenamiento del producto final se habían
llenado demasiado. Las paradas y arranques de planta en la industria petrolera
son procesos delicados y más riesgosos que mantener las plantas operando a sus
niveles normales de diseño. Además suelen ser costosas debido al tiempo y
energía que consume llevar las distintas unidades a las temperaturas necesarias
para obtener los productos dentro de las especificaciones técnicas, por lo que
se intentan evitar a menos que sean absolutamente necesarias. Esa vez, la
temporada de huracanes había afectado el despacho de crudos al golfo de México,
donde estaban los principales clientes de la empresa, y ante la imposibilidad
de despachar la mercancía, el inventario había aumentado más de la cuenta.
En la empresa petrolera el manejo del
inventario tanto de materia prima, como de productos intermedios y productos
terminados es sumamente crítico, no sólo porque la mayoría de los productos son
inflamables, sino por la importancia de mantener las refinerías operando dentro
de las condiciones de diseño. Para ello se vigila continuamente las condiciones
y los niveles del inventario. Ante ciertas condiciones del inventario o cuando éste
alcanza determinados niveles, se prenden ciertas alarmas que demandan acciones
concretas por parte del personal de la empresa. Vamos a hablar de una de ellas,
que suele ser bastante universal en el manejo del inventario en cualquier
industria: el punto de reposición.
Como su nombre sugiere, el punto de reposición
es el nivel de inventario en el cual toca tomar medidas para reponerlo; de lo
contrario la empresa se quedaría sin inventario de materia prima para producir
los bienes que comercia, o de productos acabados para atender la demanda de los
clientes. El punto de reposición, también llamado de reabastecimiento, depende
del tiempo que toma reponer el inventario y de la velocidad con la que se
mueven las existencias.
Si se trata de reponer el inventario de
materia prima, y la materia prima tarda 3 meses en llegar una vez hecho el
pedido, el punto de reposición debe permitir a la empresa seguir produciendo
por tres meses sin tener que interrumpir su operación. Ahora bien, cuánto
inventario se necesita para producir por tres meses dependerá del plan de
producción de la planta y de la demanda de los productos. En la medida en que
la demanda o la producción de la planta sea mayor, mayor será la cantidad de
inventario que se necesitará para cubrir el tiempo que tarda en llegar la próxima
remesa de materia prima. Hay otros factores que también pueden afectar el punto
de reabastecimiento, uno de ello es el tamaño del pedido que hace rentable la
entrega de la mercancía.
Pongamos por ejemplo que tenemos una tienda
zapatos que importa los zapatos de China y los vende al detal. La mercancía
tarda en llegar al depósito de la tienda 3 meses, entre que se pone la orden, y
se fabrican los zapatos, los embarcan, transportan, hacen aduana y son
finalmente despachados a nuestro depósito. Sabemos que al menos tres meses
antes de que nuestra tienda se quede sin mercancía debemos hacer el pedido a la
fábrica en China. Lo que no resulta tan fácil es saber cuántos pares de zapatos
de cada talla representan esos tres meses de inventario, es decir, ¿cómo
sabemos cuánto tiempo nos va a durar la mercancía que tenemos en nuestra tienda
o en los almacenes?
Aquí entra en juego la experiencia de la
persona. La demanda que tendrán nuestros zapatos, es decir, las ventas futuras de
nuestra tienda, determinará cuánto tiempo de inventario tenemos. Si esperamos
que la tienda venda 100 pares de zapatos por semana, necesitará entre 1.200 y
1.300 pares de zapatos para cubrir los tres meses de ventas (100 por 12 o 13 semanas,
según el número de semanas que se asuma tienen los tres meses). No sabemos a
ciencia cierta cuánto vamos a vender en el futuro, pero si podemos estimarlo en
función de las ventas pasadas de nuestra tienda. Si nuestra tienda no ha
vendido nunca más de 20 pares de zapatos a la semana, es poco probable que
venda 100, a menos que estimemos un cambio dramático en las condiciones, como
descuentos muy agresivos en nuestros precios, o el cierre de algún competidor
importante, por ejemplo.
La segunda interrogante es ¿cuánta mercancía
debemos pedir? Si se trata de mercancía que viene de lejos, probablemente nos
exigirán ciertos mínimos para el despacho y habrá lotes de mercancía que tendrán
más sentido económico de transportar. ¿Cuántos pares de zapatos caben en un
contenedor de carga? ¿Se puede consolidar el envío con el de algún otro cliente,
de manera de poder solicitar solo medio contenedor de zapatos, si es el caso?
En ese contenedor de zapatos, ¿cuántos pares de cada talla, cuántos de cada
modelo y de cada color? También podríamos jugar con factores como el medio de
transporte. Si traemos la mercancía por avión en lugar de barco, llegará más
rápido, pero nos saldrá más costoso el envío. ¿Podemos pasar el incremento de
los costos a los precios del producto o puede nuestra estructura de costos
absorber el costo del transporte aéreo sin que esto nos lleve a vender a
perdida?
Hay además en el manejo del inventario
decisiones de tipo logístico que tomar. ¿Qué hacemos con la mercancía una vez que
llegue al puerto, la nacionalizamos completamente o se o se libera de la aduana
por lotes en la medida que podamos despacharla a nuestra tienda o tiendas?
¿Cuánta mercancía cabe en la tienda, dónde ponemos el resto, cuánto nos cuesta el
almacenaje, tenemos los recursos para cubrir todos los gastos logísticos?
Como ven la lógica y la experiencia se mezclan
en el manejo del inventario. El asunto se pone más interesante aun, cuando los
bienes que comerciamos son perecederos, como la comida o las flores naturales, caso
en el cual a todas las interrogantes hay que añadir el tiempo que dura la
mercancía en tráfico y en los anaqueles, así como las condiciones mismas del
transporte ¿necesitamos refrigerar la carga? Esas condiciones especiales suelen
significar mayores costos.
Concluyo este escrito con la convicción de que
no existe una fórmula mágica para determinar el tamaño ideal del inventario de
cada negocio, al menos no he escuchado de ella. Pero pienso que cada
negocio, por sus propias circunstancias, puede determinar cuál es el nivel de
inventario que mejor resuelve sus problemas operativos de una manera
financieramente eficiente. Sin duda es ésta un área de trabajo para los
analistas financieros ¡y más vale tener uno bueno!
[1] Los inventarios se pueden
clasificar en inventarios de materia prima (entrada al proceso productivo),
inventarios de productos intermedios (productos en elaboración), e inventario
de productos acabados o finales, que están listos para ser despachados o
vendidos. En una pizzería por ejemplo, los sacos de harina, los vegetales, el
jamón y el queso sin cortar, forman parte del inventario de materia prima. Una
vez se ha hecho la masa, se han cortado los vegetales y dispuesto en las
diferentes bandejas, se ha arreglado una pizza para meterla al horno, en
incluso las que ya se han metido él pero no han salido, forman parte del
inventario intermedio. El inventario de productos acabados está formado por las
pizzas listas para el consumo.
Existe
también el inventario de equipos y repuestos constituido por las máquinas que
transforman la materia prima en productos acabados. Este suele ser bastante
constante y no forma parte del presente análisis.
4 comentarios:
Muy bueno el articulo
Les dejo un link en donde se encuentra un software para inventarios especializado para una panadería
www.mysinventarios.com
Muy buen post, como expresas debe haber un analisis de los mercados, saber que demanda tendras y muchisimos factores influyen, dependiendo de tu oferta, el mes, la temporada, etc podran haber subidas o bajadas y tienes que estar preparado, yo inicie mi empresa con un préstamo personal que solicite en linea, y poco a poco fui aprendiendo todo esto
Hola en los personal considero que no existe un nivel ideal ya que cada empresa tiene un ramo diferente y el inventario puede varias demasiado entre una y otra, la empresa debería considerar su inventario y ponerlo en un nivel en mi opinión. ¡Saludos!
Juan Saenz - Gerente ADO - Boletos de autobus
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