¿Qué hacer con las utilidades?
Cada año al recibir las utilidades nos toca
decidir qué hacer con ellas, lo cual nos da una excelente excusa para revisar
nuestra situación financiera y ajustar los planes para alcanzar las metas que
nos hemos propuesto. Si no hemos establecido ninguna meta tal vez ha llegado el
momento de preguntarnos: ¿De qué vamos a vivir cuando ya no podamos trabajar?
¿Cómo vamos a financiar los estudios de nuestros hijos sino consiguen un cupo
en las universidades del estado? O bien, ¿cómo podemos adquirir una vivienda
propia? Las decisiones financieras hay que pensarlas un poco, por lo cual
conviene que dediquemos un tiempo a
estudiar cuáles son nuestras opciones de gasto o inversión, y entre ellas cuáles
nos pueden resultar más beneficiosas.
Empecemos por decir que no hay una receta
mágica para determinar qué es lo que más le conviene a cada quién, y que,
además, cada quién está en una situación que le es muy particular. De modo que
de poco valdrían las recetas: nos toca hacer nuestra propia tarea de decidir
qué nos conviene. Debemos entender también que el futuro es incierto y que
cualquier decisión que tomemos, por más segura que nos parezca, tiene algún riesgo.
¿Qué
preguntas debe hacerse un trabajador que recibe sus utilidades? ¿Debe gastarlas
o invertirlas?
La decisión de gastar o invertir es una
decisión personal que depende mucho del momento que estemos viviendo. Si uno es
joven, soltero, sin mayores compromisos familiares, con toda la vida por
delante, tal vez valga la pena gastarse esas utilidades en un buen viaje, que
nos enriquezca la vida como persona. A lo mejor nos gusta la música y queremos
ir a un buen concierto en el exterior, o quizás nos maten las ganas de ir a ver
lanzar a Santana en las grandes ligas. Si no hay mayores compromisos y las
utilidades alcanzan, dense el gusto que tanto han soñado, ¡que la juventud hay
que disfrutarla! Claro que, si lo que quieren ver es el debut de la vinotinto en
el mundial Brasil 14, les toca ahorrar bastante.
En una situación diferente están quienes
sostienen a una familia y deben pensar, por ejemplo, en pagar un colegio, o la
universidad de los hijos, o cambiar de carro, o comprarse una casa. En este
tipo de situaciones las decisiones hay que tomarlas con mayor cuidado.
Recomendaría que pongan sobre la mesa todas
las opciones que tienen para gastar o invertir, los recursos con que cuentan, y
las obligaciones que necesariamente deben afrontar. Cada opción tiene un costo,
un beneficio y un riesgo asociado. En primer lugar están las deudas que ya se
tienen contraídas, hipotecas, créditos para comprar el carro o los muebles, y
las tarjetas de crédito. En segundo lugar están las opciones de ahorros que
tenemos fácilmente al alcance de la mano: libreta de ahorro, la cuenta corriente
y los fideicomisos. En tercer lugar las oportunidades de negocio o de inversión:
el cuñado que quiere comprarse un taxi y nos quiere meter de socio, la bolsa de
valores, montar un negocito, comprar unos dólares. Por último las opciones de
gastos: comprar un celular inteligente, hacerse las lolas o la liposucción,
viajar, comprarse un carro.
Si se ponen a ver lo que al final de cuentas
estamos decidiendo es: en qué es lo que realmente queremos gastar y cuándo lo
vamos hacer. Si decidimos pagar las deudas, el gasto en intereses que estamos
pagando mensualmente va a disminuir y tendremos más dinero para gastar en el
futuro. Es equivalente a subirnos un poco el sueldo, sin que tengamos que pagar
más impuesto sobre la renta. Si optamos por ahorrar es porque queremos comprar algo
en el futuro, quizás una casa que hoy no podemos pagar, o tal vez ¿la comida
cuando ya no podamos trabajar? Si invertimos en un negocio es porque queremos
ganar más dinero para tener un nivel de vida mejor y comprar más bienes y
servicios de los que hoy podemos adquirir. Si optamos por comprarnos algo ahora,
es porque lo que estamos comprando, nos da más felicidad que el posible bien
que podamos comprar en el futuro. De manera que el primer paso es fijar las
prioridades: ¿Qué es lo que realmente queremos comprar: una casa o un celular,
unas lolas postizas o la educación de los hijos, un viaje o una pensión para la
vejez?
¿Qué
instrumentos de la banca comercial venezolana son los más convenientes para
aquellos que decidan ahorrar?
Uno de los mayores inconvenientes de ahorrar
en Venezuela es la inflación. Al ser las tasas de interés pasivas (las que
pagan las cuentas de ahorros) inferiores a la inflación, los ahorros de la
gente comprarán menos cosas en el futuro, de lo que podrían comprar hoy. Una
opción para protegerse de la inflación y la devaluación es ahorrar en divisa
extranjera. Para hacerlo por la vía oficial, los venezolanos deben comprar los
bonos de deuda soberana o de PDVSA cuando el gobierno haga las emisiones.
Estas emisiones no se hacen todos los días, y
cuando se hacen la demanda es tan grande que el gobierno coloca la oferta en
poco tiempo. Por ello conviene estar preparado para cuando lancen la bola. Los
primeros pasos son tener el dinero y una cuenta de inversión en un banco. Mientras
espera la emisión de deuda, la cuenta en bolívares puede estar ganando un 12 o
un 14 por ciento de interés, que, aunque no compensa la inflación, ayuda a
mitigarla un poco. Más tarde tocará abrir una cuenta en dólares para recibir
los intereses que paguen los bonos que se compran. La ley de bancos acaba de
ser modificada para permitir a la banca nacional mantener cuentas en dólares,
aunque aún no está muy claro cómo va a ser el procedimiento.
Para el corto plazo los bancos cuentan con
opciones como la compra de papeles comerciales y los certificados de ahorros.
¿Conviene
invertir en la caja de ahorros de la empresa?
La caja de ahorros de la empresa es una opción
adicional de inversión que tienen algunos trabajadores afortunados. Por lo
general, cuando la empresa tiene caja de ahorros, el trabajador deposita una
cantidad de su salario, y la empresa deposita en nombre del empleado otro
tanto. Para determinar si vale la pena o no invertir las utilidades en la caja
de ahorros, el empleado debería conocer, primero, si estos aportes generarán
una contribución adicional del empleador, y segundo, cuál es el rendimiento o
interés que reciben los ahorros ahí depositados. Después de conocer esto le
tocará determinar cuál es el rendimiento que podría obtener de invertir sus
utilidades en otros instrumentos de ahorros de la banca comercial, o los costos
en que dejaría de incurrir si amortizara las deudas que tiene pendientes
(empezando por las tarjetas de crédito). Le convendrá invertir en el que más
rendimiento le ofrezca, que muy probablemente será pagar las deudas de las
tarjetas de crédito.
Otras consideraciones a tomar en cuenta son
los riesgos asociados con la caja de ahorros: ¿Dónde están colocados los
ahorros? ¿Qué tan fácil es retirar de ahí el dinero? ¿Qué pasa con esos fondos
si la empresa quiebra?
¿Ahorrar
para la vejez, conformarse con la pensión del Seguro Social, o invertir en
fondos de retiro?
Nuevamente estamos ante una decisión personal.
Recuerdo un chiste en bachillerato que decía: “vive de tus padres hasta que
puedas vivir de tus hijos” que es una filosofía de vida válida para algunos. En
lo personal, preferiría no ser una carga económica para mis hijos y no contaría
con la pensión del Seguro Social para vivir en el futuro. Aunque reconozco que,
lamentablemente, es la única opción con la que cuentan muchos venezolanos.
Hay productos financieros que permiten ir
ahorrando para el futuro: los fondos de retiro son uno de ellos. Algunos son en
dólares, otros en bolívares. Los instrumentos en bolívares tienen el mismo
problema que los ahorros en Venezuela: pierden rápidamente su poder
adquisitivo. En dólares también lo pierden pero más lentamente. Lo ideal para
el retiro es contar con un abanico de opciones: el Seguro Social, la caja de
ahorros de la empresa o el plan de jubilación, ahorros propios, e inversiones.
Mi abuelo preparó su retiro invirtiendo en bienes raíces, afortunadamente ya no
estaba vivo cuando le invadieron su inmueble. Mi padre se retiro con una
combinación de ahorros y pensión universitaria, los cuales, cada día, con la
inflación, le alcanzaban menos. En mi caso estoy tratando de ver como coloco
los huevos en diferentes canastas, que si una se cae no se rompan todos. No es
una tarea fácil cuando se vive de un sueldo.
3 comentarios:
Una duda, ¿si la empresa "re-invierte todo lo que generó de utilidades" es pretexto para que no le paguen este beneficio a sus empleados cada año?
Oscar:
No, no debería ser excusa. Por lo general cuando se habla de reinvertir las utilidades en la empresa, se trata de no repartir dividendos a los socios. Las ganancias después de impuestos y de todos los costos de la empresa, que se podrían distribuir a los socios como pago de dividendos, se utilizan para comprar nueva maquinaria, o materia prima que permita al negocio crecer. Los beneficios de los empleados son parte de los costos de la empresa que afectan esa capacidad de distribuir dividendos.
En el caso venezolano por ejemplo, la mayoría de los contratos laborales incluye cierta cantidad de meses adicionales como pago de utilidades (2, 3 o 4 meses del salario del trabajador). Este pago de utilidades al trabajador es un costo más de la empresa que afecta sus impuestos y su capacidad de pagar dividendos a los socios. La re-inversión de utilidades a la que te refieres es lo que queda disponible después de pagar todos compromisos laborales, incluyendo las bonificaciones de fin de año.
Ernesto
Personalmente considero que la inversión siempre es el mejor camino. Almenos que tengas la necesidad de usar las utilidades.
Publicar un comentario