Ernesto Hontoria López
Henos aquí, intentado poner en palabras en qué consiste la ocupación que nos da de vivir desde hace unos cuantos años. ¿Cuál es el papel del analista financiero en la empresa? Diría sin temor a dudas que aclarar cuentas: buscar números, sumarlos, restarlos, colocarlos juntos en alguna tabla o gráfico y entregárselos al jefe para que se vaya contento a mostrárselo a algún superior suyo que le hizo alguna pregunta relacionada con los números. No es un trabajo frío y gris, como me lo describió hace un par de años la gerente de mercadeo encargada del departamento de libros en la empresa en la que trabajaba en aquél entonces, quien me confesó que ella no podría pasarse el día revisando números. Es más bien, diría yo, una noble ocupación que busca dar felicidad y paz espiritual a quienes dirigen la empresa, que no podrían dormir tranquilos sin entender por qué la contabilidad de la empresa muestra los números que muestra, qué significan esos números, o hacia dónde se dirige la empresa si continúa la tendencia que muestran esos números.
El analista financiero es por lo general un sujeto inteligente, simpático y bien parecido que se sienta por más de ocho horas diarias frente a una computadora a sacar reportes, revisar números, explicar variaciones, analizar cuentas de gastos, proyectar ingresos, preparar presentaciones, tomar café y mucho más. Sus actividades, según mi experiencia, las podríamos agrupar en tres grandes grupos: reportes, análisis y planificación. Los reportes constituyen la base sobre la cual se construye la inteligencia empresarial o de negocios. Su función es dar a quienes dirigen la empresa información sobre el estado de las operaciones y de la industria. Los analistas financieros, por lo general, se encargan de recabar la información que alimenta muchos de los reportes diseñados por la empresa, la reordenan, la estructuran de la manera acordada y la distribuyen o publican con el propósito de orientar futuras decisiones.
El análisis es una actividad mucho más variada en su naturaleza que los reportes. Consiste en buscar y hallar respuestas a situaciones diferentes que se presentan cada día: ¿Por qué bajaron las ventas? ¿Por qué subieron los costos? ¿Por qué el alquiler de éste mes tiene el signo contrario en los estados financieros? El analista financiero debe buscar respuestas a las diferentes preguntas, navegando en los sistemas contables, buscando las transacciones que hay detrás de los números, entendiendo las razones por las cuales los contadores lo registraron de esa manera, verificando si los números reflejan correctamente la situación operativa de la empresa. La labor de análisis requiere del contacto con las personas relacionadas con la actividad analizada, tanto en la contabilidad, como en las operaciones, para entender lo que realmente está pasando, y garantizar que los estados financieros y los reportes reflejen correctamente la situación operativa de la empresa.
El analista financiero no sólo analiza el pasado sino que debe ser capaz de proyectar el futuro, de construir modelos económicos que permitan estimar ingresos y costos del negocio operando bajo determinadas premisas, en distintos escenarios. ¿Cuánto ingresará a la empresa si se vende el producto con un determinado descuento? ¿Cuánto costará la materia prima en un par de años? ¿Qué impacto tendrá en los costos el próximo aumento salarial? ¿Conviene expandir la planta? Proyectar el futuro es parte de la planificación. Para poder hacerlo es necesario entender cómo los diferentes procesos operativos interactúan entre si, convirtiendo la materia prima en inventario, el inventario en ventas, y las ventas en dinero para cubrir los costos.
La capacidad de comunicarse bien con los demás, de mantener buenas relaciones de trabajo con colegas, contadores, analistas de costos, operadores de plantas, gerentes, e incluso con personas ajenas a la empresa, es fundamental para el desempeño de las funciones del analista financiero. Para aclarar cuentas, entender qué hay detrás de los números que se juntan en un reporte, qué está pasando en el negocio, y proyectar lo que va a pasar en el futuro se requiere de una buena comunicación. Los números que maneja el analista financiero en la soledad de su puesto de trabajo, no son fríos y grises, están llenos de significado, de detalles técnicos de la industria y la empresa que el analista ha ido capturando de diversas fuentes, de conversaciones con quienes operan el negocio, con quienes producen la información y quienes llevan los registros contables.
Algunas veces le resultará conveniente al analista comunicarse en persona, entablar conversaciones cara a cara o por teléfono, para estar seguro de entender bien al interlocutor. Otras le resultará más conveniente la comunicación escrita, haciendo referencia a alguna tabla o gráfico difícil de explicar con palabras. En muchos casos le hará falta recurrir a las dos: enviar la información escrita con las tablas y gráficos, los formatos o plantillas, y además establecer el contacto en persona para aclarar dudas y evitar malas interpretaciones. Un buen analista debe dominar la comunicación oral y escrita, debe saber hacer las preguntas adecuadas y hallar respuestas, debe entender la jerga técnica y ser capaz de sintetizar sus hallazgos para exponerlos y explicarlos a los encargados de tomar decisiones. En su posición, el analista financiero está expuesto al contacto con mucha gente de diferentes niveles en la empresa, con lo cual me atrevo a decir que la capacidad de comunicarse bien es casi tan importante como la de entenderse con los números.
Las actividades que realiza el analista financiero tienen como finalidad última la toma de decisiones. Los reportes, estados financieros, análisis, modelos económicos son al final instrumentos que permiten interpretar la situación de la empresa y en función de ella decidir y actuar. De ahí la importancia de que los números, análisis y reportes sean precisos y estén correctos. Que reflejen lo mejor posible la situación real de la empresa y la industria.
Uno de los retos que enfrentan las empresas hoy, es cómo integrar la información disponible de múltiples fuentes, en reportes y análisis concisos que faciliten la toma de decisiones; convertir la información en acciones adecuadas para sobrevivir en un mundo altamente competitivo. A la integración y manejo de la información se le conoce hoy como “inteligencia empresarial” (“business Intelligence”), que ha dado pie a la aparición de sistemas informáticos que permiten integrar y cruzar los datos de múltiples bases de datos, de variadas maneras, en forma relativamente sencilla. El problema de las empresas en la actualidad no es el acceso a la información, la mayoría cuenta cada vez con más información de sus clientes, de sus hábitos de compra, de las cantidades que gastan, sus edades y sus gustos. También cuentan con un mar de estadísticas de sus propios procesos productivos, de la productividad, de las fallas de sus máquinas, de los costos de cada repuesto, cada tornillo, del tiempo que toma repararlas, etc.. El asunto consiste, más bien, en cómo digerir esa basta cantidad de datos sin indigestarse, como convertirlos en información útil, cómo interpretarlos correctamente para sacarles provecho.
El analista financiero tiene el papel estelar cuando se trata de desenredar la madeja de los datos, por lo que cada vez es más importante ser diestro en el manejo de múltiples sistemas y bases de datos. No basta comunicarse bien, tener conocimientos financieros y contables, hay que saber además extraer la información correcta de las bases de datos, manejar diestramente información de distintas fuentes. La buena noticia es que muchos sistemas están implementando interfaces muy similares al Excel, que, sin duda, es la herramienta favorita de los analistas financieros.